El aceite esencial de lavanda elimina las células muertas, suaviza, regenera y activa la circulación de la piel.
Aporta armonía, equilibrio, relaja y tranquiliza.
Limpia y purifica desde el punto de vista físico y energéitico.
Los aceites esenciales de los extractos de lavandula angustifolia son reconocidos por la comunidad científica internacional por sus propiedades antisépticas, analgésicas, cicatrizantes, antiinflamatorias y antiparasitarios.